Vistas desde Trois Frérès |
Vistas desde Salazie |
Aún recuerdo cuando de niña me ataba a modo de capa el mandilón del colegio al cuello y jugaba a ser el Capitán Planeta (para salvar al Mundo de los malos que contaminaban el agua y mataban a los animalitos). Y no lo neguéis, más de uno sé yo que se sigue emocionando y está cantando la cancioncilla. Pasaron los años y esa pasión por proteger lo natural no se ha esfumado (por suerte) así que de un modo u otro mis pasos me han llevado a trabajar en biología de la conservación, que es ni más ni menos lo que estoy haciendo aquí. Conservación de la biodiversidad...qué bonito...si me hubieseis preguntado hace meses os daría una definición preciosa y romántica de la biodiversidad, ahora os diría "la diversidad es eso de lo que yo me acuerdo, así como de sus antepasados, cada mañana cuando estoy en dos metros cuadrados, absolutamente rodeada de ramas que tienen tendencia a enredarse entre ellas, en los cuales hay más de ocho especies diferentes, muy parecidas, muy muy muy parecidas, que me las tengo que saber todas y lo peor, es que los siguientes dos metros cuadrados tendrán otras ocho o más especies diferentes a las anteriores. Y yo ando a la caza de unas en particular. Entonces es cuando te acuerdas de los prados con una o dos flores sueltas por ahí si tienes suerte....ais...diversidad es mi quebradero de cabeza cada día.
Para qué mentir, es un jodido infierno saberse todas las especies, pero...me encanta :) y hace entretenidos nuestros días.
Creo que ya comenté en algún sitio que cuando las personas piensan en general en Mahé les viene a la cabeza una imagen de playas preciosas, con aguas turquesas y peces de colores...en cierto modo así es, pero Mahé es verde, muy verde y denso. Creo que me resultará difícil olvidar lo primero que vi al llegar a esta isla, tan pronto salí del aeropuerto, esas inmensas y escarpadas colinas donde se apelotonan los árboles. El proyecto para el que trabajo, por un lado estudia las redes de polinización y por otro el efecto de las especies exóticas invasoras. Para compartir un poco lo que hago cada día y sepáis a qué me dedico y dónde, os voy a contar un pelín cómo es el día a día de "la peque" en Seychelles.
Seis de la mañana, suena el despertador. Si no fuera por lo poco que duermo, entre que tengo instalado en mi cerebro eso de no dormirme hasta las doce o una, el calor, mis queridos amigos los mosquitos varios y que es de noche el único momento en el que me cruzo con algunos en Internet, me despertaría como una rosa. A las seis de la mañana ya hay luz suficiente como para no sentirse cansado o que se peguen las sábanas. Aquí sale el sol muy temprano y lo hace muy rápido, está en lo alto del firmamento antes de que te dé tiempo ni a desayunar. Me hago la remolona en cama, para qué mentir, (puedo porque dejo todo preparado el día anterior, soy una buena chica) y me visto mi fantástica ropa todo terreno que lo aguanta todo, botas, mochila, machete y andando. No suelo desayunar. Estás loca diréis algunos...pues sinceramente, a mi me salen las tripas si desayuno y me pongo a subir esas montañas a los 10 minutos. Se camina mejor cuando uno está ligero.
El precioso Mont Seychellois |
El jefe nos recoge a las 7, ya empieza a acumularse el tráfico y el sol a calentar. Salir más tarde implicaría un calor horrible en la ascensión. Por mí deberíamos salir a las cinco. Por supuesto, a estas horas ya estamos sudando.
Trabajamos en 7 puntos a lo largo de toda la isla, que digamos engloban o representan los distintos ambientes que necesitamos para que el muestreo sea representativo. A mi me encanta, porque ya a estas alturas me conozco toda la isla y estoy en sitios en los que los propios habitantes de aquí no han estado. Solemos hacer un sitio por día, algunos días vamos a dos sitios distintos e intentamos hacer los siete sitios en una semana. No siempre es posible, depende de la meteorología, de cómo vaya el trabajo a lo largo de la mañana y un par de cosillas más. Y esta semana empezamos a duplicar turno: trabajaremos de noche también. De esta nos cortan el cuello fijo. Los sitios en los que trabajo se llaman Trois Freres, Casse dent, Copolia, Salazie, Tea plantation, Bernica, Rosbelle y La Reserve. No sabría deciros cuál me gusta más, pero Salazie es muy especial, está lleno de energía.
Al principio de mes tenemos que hacer el fruitset, flower account y medir el néctar. Cuando terminamos eso hacemos todos los censos. Este, como dijo Vicky una vez, es un trabajo muy Zen. Hay que armarse de paciencia y concentración, para pasar laaaaaaaaaaaaaaargas horas al sol y no desconcentrarse, medir bien y ser capaz de caminar por la selva, no caer en los agujeros, no picarse con las palmeras, que no te pique nada, no molestar a nadie, llevar el putter, el caza mariposas, la camara, todo el resto del material, el machete y mil gaitas más y por supuesto no pisar los pequeñisimos brotes de especies nativas que están por todas partes y tenemos que proteger...
Mantén eso alejado de mí... |
Voy a compartir un pelín lo poco que se puede plasmar en una foto lo impresionante que es este sitio para mí. Creo que no todo el mundo sabe apreciarlo, los biólogos tenemos suerte en ese sentido, no solo vemos un montón de palmeras, vemos en realidad el precioso tesoro que ahí aquí. Aviso que estoy super "empanada mental" pero como llevo con retraso esto de poneros al día de cosillas, vamos ha intentarlo. Tengo taaaaaanto que contaros...cada día es como un viaje increíble, lleno de experiencias y personas que desde luego merece la pena conocer.
Salazie fue el primer sitio que conocí. Es cómodo, es precioso, aparcamos el coche apenas unos metros y caminamos en llano, no hay subidas, no hay esfuerzo, no hay sudor ni lágrimas. Llegas a un "glacy" muy espacioso, rodeado de verde por todas partes, de montañas y justo enfrente el mar que se pierde en en infinito. Sientes un aire que lo envuelve todo, cientos y cientos de pájaros cantan a la vez, los gigantescos murcis por todas partes y el ave del paraíso siempre tan elegante. Hay muchisima luz y los días que se acerca tormenta se ve entrar la niebla lentamente. Casi fantasmal. Si pensáis en la película Gorilas en la niebla os estaréis haciendo una imagen muy próxima. Yo no me podía creer lo que estaba viendo el primer día. Las plantas de vainilla crecen sobre los árboles, los árboles que son de canela, cientos de miles de matas lo cubren todo y a mi casi me da un ataque al descubrir que eran citronella. Cómo no va a ser bonito un sitio donde tienes frutos que se llaman estrella y san Jacq, donde tenemos el árbol de micky mouse, donde hay flores del paraíso y de la pasión, donde hay aves que parecen fénix y en un sitio en el que te sientas cinco minutos y sin darte cuenta tienes un lagarto de 10 cms trepando por tu brazo que te mira con cara de "eh, tú quién eres?" Y ahí se queda contigo hasta que se aburre. Salazí, para mí sin duda es el mejor.
All team preparando el día de currele en Salazie |
Un sitio que está muy próximo y se parece bastante es Tea Plantation. Efectivamente, se llama así porque está en medio de una población de té. Hace unos cien años Mahé era el mayor exportador de vainilla del mundo, así como canela. (y se cargaron media isla para ello). Otro de los productos nativos es el té, a mí me encanta el té que hacen aquí. Así que pasamos por unas zonas de muuuuuuuuuuuuuuuchas plantas de té. Y siempre hay alegres nativos recogiendo té a la antigua usanza, osea, dobla la espalda y no te quejes, que cantan o están a berrido limpio con sus bromas. Este es uno de los sitios en los que se estudia el efecto de las invasoras. ¿Y cómo se hace eso? pues con sudor. Estos son nuestros sábados preferidos...en los que machete en mano tenemos que ir a desbrozar, arrancar, cortar y/o eliminar cada hierbajo o árbol que no sea nativo...es agotador. Muy agotador pasarse horas arrancando árboles. Sarna con gusto...pues eso. En esta isla se ha hecho real lo impensable: agotarme. Pues sí, ahora ya no mucho, pero el primer más era llegar a casa y adorar mi cama.
Kaiser siempre tan meticuloso en los detalles |
Vistas de Trois Frere desde Salazie |
Copolia. Copolia. Copolia...Frodo y Sam son unos mindunguis en sus escaleras a Mordor, a ver si tiene lo que hay que tener para subir a Copolia. Es un sitio precioso, de los más altos en los que trabajamos. Ya no es un sitio claro y abierto, es selva cerrada, con árboles y palmeras muy altas, donde todo es super verde, hace más fresquito, tras las lluvias tienes arroyos...y...donde ya hay peligro de que te rebanen el cuello. Lo primero que llama la atención de Copolia son dos hombrecillos, a veces uno de ellos es joven, que simplemente están sentados a ver la vida pasar. Día tras día, hora tras hora...esta gente, si venís de turistas, no os procupéis, están ahí puestos por el gobierno para acompañar a los turistas que hace en sendero (algunos de nuestros sitios de muestreo comparten parte del camino con senderos preparados para el turismo), para protegerlos de los piratas o para que simplemente no se despeñen por algún sitio. No cobran, no engañan ni están ahí para venderte algo. Su trabajo simplemente es acompañarte. Es uno de los lugares mejor preparados para caminar. Hay un sendero como Dios manda. Empiezas bajando, te pones
A la derecha, Copolia |
todo contento creyendo que el camino va a ser light y sigues caminando entre árboles
enormes y Bulbuls que cantan, y bajas un poquito más...y empiezas a
subir. Y de repente, tachán, llegas a algo que pretenden ser unas
escaleras, o un tobogán, según se mire...son las escaleras al
infierno. Cada peldaño es más alto que en anterior, y para mí el
más bajo ya estaba más alto de lo que mis piernas consideran
cómodo. Y no se acaban nunca. Sientes los biceps, cuadriceps,
quintuplex y todos los músculos que te quieras inventar como
desgorrándose, y empiezas a sudar. Aquí fue la primera vez en mi
vida que me sucedió eso de empapar la camiseta, qué digo empapar,
me tiran a una piscina y salgo más seca. Nuestro jefe es un altísimo
alemán de dos metros, que por cada paso de él Sabrina y yo damos
dos y medio (los hemos contado) y para él estos peldaños son
digamos...adecuados. Para nosotros...mejor hacer mucho yoga y
controlar la respiración.
Este es el típico camino en el que cuando
crees que llegas, aun queda otro tramo, y cuando acabas ese tramo,
viene otro (peor). Cuando viene el jefe yo saco de mí la fuerza de
todas las espinacas que he comido en mi vida. Llegamos al punto de
decirle que él fuera a su ritmo que nosotras al nuestro. No tiene
nada que ver con tener mala forma física, para nada, tanto Sab como
yo creo que a día de hoy podríamos subir al Everest, pero no
podemos hacerlo corriendo. Además la diferencia al final no es más
de un minuto o dos. Así que todos felices y nuestro ritmo. Aquí es
cuando te deprimes al ver que tú con tus super botas North face,
mochila Mamut y super equipado tardas más que el guia que va en
chanclas y con un pantalón roto. A esto hay q sumarle el tema del
agua. Yo llevo unos 4 o 5 litros y me los bebo...en una mañana...y
siempre nos aconsejan llevar comida y bebida por si algo sucede y
tuvieramos que hacer noche perdidas por ahí. Cuando llegamos casi arriba el camino se divide en dos, el de los turis y el nuestro. El nuestro mola más jajaja...al llegar arriba se pueden ver un montón de islas a lo lejos.
Casse Dent...para los que no sepáis francés, este sitio se llama, literalmente "partirse los dientes" y sin coñas, no le podían haber puesto mejor nombre. Aquí no hay piedad, tú bajas del coche, pones en primer pie y al segundo se te han desgarrado los gemelos, es corto el recorrido, es fresco y precioso, bajo una cúpula frondosa y un rió, se escuchan ranas por todas partes y con frecuencia vemos serpientes, pero es tan inclinado que la tierra corre bajo tus pies a cada paso, y cada paso que da el compañero que llevas delante deshace más el sendero, lo embarra más y lo deja peor para cuando pases. Así que es una sucesión de "dios...mis gemelos" y el quedarse colgado de las ramas del primer árbol que pilles o al que consigas agarrarte para no bajar a cada paso dos metros para atrás. Luego tiene una parte llanita, cómoda, muy cómoda de caminar, y después empieza lo interesante: a escalar. Es así, tú vas caminando y te encuentras con un muro de granito gigante, pues hay que subirlo. Estas cosas me encantan. En algunos puntos tenemos raíces de árboles a los que agarrarnos. Me pregunto qué va a pasar el día que a base de tanto trepar por ahí se rompa la raíz...alguien se va a pegar un buen ostión. Tras escalar esos 4 metros de pared volvemos al rainforest y a volver a trepar y tachaaaaaan se llega a un alto que está en medio de nada, por encima de lo demás y todo lo que se extiende ante tus ojos es una inmensa masa verde y azul, con cientos de pájaros volando por debajo de ti y donde ya no hay árboles que te molesten. Tienes la impresión de estar en el cielo, por encima de todo. Es un sitio peligroso, el granito está muy pulido y al mínimo despiste resvalas y te puedes pegar una buena. Aquí hay un montón de fisuras super profundas, es divertido poner un pie a cada lado y ver hacia abajo, donde se extiende una grieta de 40 cms te ancho entre tus piernas, pero de 20 metros de profundo. En algunas si podrías caerte de verdad, entonces ya no es tan divertido. Este es uno de los sitios en los que hay que andarse con pies de plomo. Aquí cuando llueve, llueve en unas horas lo que en Galicia en un mes y lo hace sin avisar, si te pilla en ciertos sitios no podrás moverte o el suelo será como una pista de hielo y simplemente tienes caída libre 300 metros y chao chao.
Al fondo la ciudad de Victoria, la capital |
A mi me gusta este sendero, porque empieza suave y aumenta progresivamente, tienes zonas abiertas y zonas de cúpula y otra donde la tierra es roja y te recuerda que estás en África. Cierto que es uno de los sitios donde más calor hacer y las piedras a las doce del medio día parecen sartenes (donde nosotros pasamos horas y horas). Me gusta este sitio porque los animales tiene como una rutina, como su espacio del día a día (su nicho) pero llama la atención que les da igual que aparezcas por allí, si al gecko degusta su rama de todos los días, le da igual que te acerques con tu cámara tres centímetros de su nariz, él se quedará ahí tan feliz disfrutando de la photo-sesión.
Impresionantes vistas desde lo alto de Bernica |
Bérnica...Bérnica es el sitio en dónde todos habéis comentado al ver la foto que estoy en el paraíso. Pues...tal vez sea así, pero hay que llegar hasta allá. Se caracteriza por esa magnificas vistas de la costa, el arrecife, el mar de un color especial, decenas de islas salpicando el mar a lo lejos...Es un sitio increíble y la ascensión es bonita y variopinta, pasas un poco por todo. Tenemos que conducir una media hora para llegar al lado Norte de la isla. Ascendemos siguiendo el curso de uno de los pocos ríos de la isla y el que abastece a toda la población. Hay una carretera con un montón de agujeros en el asfalto, o mejor, un montón de
Rasta, Kaiser y Mougal en la zona Norte de Bernica |
Bernica, zona Sur |
Es fácil jugar a ser diminuto con estas palmas... |
El camino tras el río empieza a subir, no de una forma despiadada pero sí lo suficiente como para despertar las piernas. Primero una masa boscosa, una zona de bambús, otra de canela seguida de Gastonias y Takamakas y llega la parte preferida de Sabrina y personalmente, a mí también me encanta: otra pared de piedra, esta vez mucho más alta e inclinada, lo suficiente como para poner un mal pie y darte un buen golpe. Tras trepar como geckos por esa pared, se llega a una zona en la que los árboles pierden altura y se nota un golpe de calor tremendo, casi todo lo que hay ahora son matas de fentos (helechos) y palmeras, mas los típicos arbustos nativos. Durante unos cien metros más tenemos que trepar y retorcer nuestros cuerpecitos, mochilas y demás cachibaches que llevamos colgados, entre los pedruscos que nos cortan continuamente el camino. Y a tirar de piernas que es el último tramo. Calor y más calor. Aire seco y empieza a notarse la asfixia.
El punto del no retorno, a partir de aquí...volando libre. |
Adoro este color... |
En la Reserve, el jefe explicándome las infinitas islas que se ven |
Preparando el material |
Sabrina concentrándose en su bichito |
y poco a poco tenemos nuestra enorme colección de las especies que participan en nuestras redes de polinización. Estos días son agotadores, muy agotadores, muchas horas de microscopio, muchas especies que comparar y cada uno de nosotros tiene muchas cada semana. Las diferencias taxonómicas entre una especie y otra son a veces...casi ridículas y hay que estar muy seguro de que estamos identificando bien o todo el trabajo que nos pegamos en el campo no serviría para nada. Está bien porque es una forma de romper con la rutina, darle una tregua a las rodillas y conocernos un poco más. No soporto matar a los bichillos y por más que me digan que es necesario, si fueran un perro o un conejo seguro que les daba pena.
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